¿Llevas ya unos meses trabajando en remoto?
¿Has conseguido estabilizar/normalizar los nuevos procesos y los flujos de información?
Pero sientes que hay información que se pierde, que los miembros de tu equipo se están desenganchado. Que se han construido una especie de pecera a la que cuesta muchísimo acceder. Y se está perdiendo el sentimiento de pertenencia y el compromiso.
Estos son, sólo algunos, de los retos a los que se van a enfrentar los equipos a la vuelta de las vacaciones.
El/la que más o el/la que menos se ha ido de vacaciones o al pueblo a ver a la familia. Para descansar y descomprimir. Ha sido un principio de año muyyyy complicado. Ha servido para hacer balance, reflexionar y tomar conciencia de la posición que ocupamos en el nuevo tablero de juego. Importante hacer estas reflexiones desde la calma y la quietud que produce el descanso.
El trabajo en remoto o teletrabajo nos ha empujado a descubrir como en general, la gente curra una barbaridad y es mucho más productiva, eso si, a las horas que puede. El presencialismo es algo viejo, rancio y desmotivador.
Los ahorros en desplazamientos y alquileres en oficinas están siendo considerables.
Hemos adquirido competencias digitales para manejar aplicaciones y herramientas con las que poder organizar el trabajo a la velocidad del rayo.
Nos hemos adaptado mejor y a una velocidad mayor a la esperada.
Eso sí, se sigue dando una máxima interesante. Para atravesar la zona de confort y la zona de aprendizaje, y llegar a la zona mágica, esa en la que pasan cosas (concepto que le escuche por primera vez a Matti Hemmi en su famoso vídeo, “Te atreves a soñar” que ya va por las 10 millones de visualizaciones. Necesitamos que nos empujen. A la mayoría les cuesta muchísimo hacerlo/a por si solos desde el piloto automático y la seguridad que produce la inercia y la rutina diaria. Enorme la altura que alcanzan los muros que construimos con nuestras creencias limitantes. Las propias y las del grupo. Que nos impiden ver nuevas realidades.
Pero el trabajo en remoto nos es la panacea. No es la solución perfecta.
He hablado con mucha gente este verano. Empleados/as, jefes/as de equipo, CEOs, clientes y proveedores. Y algo que se repite en la mayoría de las conversaciones. Todos/as tienen la sensación de estar perdiendo cosas. De estar desenganchándose.
Lo que está provocado que las necesidades de cada uno hayan cambiado. E incluso que la escala de valores de cada uno/a se haya desplazado.
Necesitamos poner a las personas en el centro y conocer sus nuevas necesidades. Antes de que adoptemos nuevas rutinas nocivas e improductivas.
Te propongo impulsar sesiones de trabajo presenciales en equipo periódicas, para construir desde dentro el nuevo escenario. Sesiones de trabajo 100% participativas. Es esencial que todos/as se sientan escuchados y que su opinión contribuya. Para lo que necesitamos crear un ambiente amigable y de confianza. En el que todos/as tengan la oportunidad de compartir sus nuevas necesidades y sus descubrimientos.
Existe un conocimiento brutal en el grupo que aporta un valor añadido a la organización incuantificable. Que ninguna organización se puede permitir desaprovechar. Emociones colectivas, Talento y Aspiraciones que sirven de palanca para empujar el barco hacia el puerto elegido. Ya no sirve llegar rápido pero solo.
Se trata, y ayudándome de una herramienta aprendida de Juan Vicente García Manjón, Vicerrector de Innovación y Conexión Empresarial en Universidad Europea Miguel de Cervantes, y de metodologías como el coaching, la metodología LEGO SERIOUS PLAY y más de 15 años de experiencia como líder de equipos. De tomar conciencia, de consensuar y construir un plan de acción. Entre todos/as. Respondiendo a las siguientes preguntas.
¿Cuál es el ADN de la organización? Qué es lo que hace que sea especial. Qué los hace únicos. ¿qué cosas de las que ya hacen no pueden dejar de hacer?
¿Qué cosas son las que no aportan valor? Todos/as hacemos cosas al cabo del día que no entendemos y que nos consumen tiempo y energía. Se trata de ser humildes, valientes y honestos y compartir con el resto de compañeros procesos, acciones y actitudes que restan.
¿Qué cosas son las que todavía no se han probado y les gustaría hacer? es la columna más complicada y a la que hay que dedicar más tiempo. Hay que redactar una carta a los reyes magos común. Y consensuar el orden de ejecución según las prioridades y necesidades.
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